Cuando los demás no saben nada, a poco que sepa uno, es mucho.
Uno puede hablar sin parar a cualquier público si los que van a escucharle no saben de qué les vas a hablar; incluso, sin preparar la charla, puedes lleggar a que se interesen por lo que dices, nada más que les hables de familia, amigos, bienestar, ocio o de cualquier tema parecido que les motive a continuar con su mejora personal.
Puede que no tengas que enseñar nada hablando, sino haciendo; muchas personas querrán imitarte si tus acciones son buenas y les puede reportar algo a ellos.
Siempre que sepas algo, de cualquier tema y, sea de interés para el otro, no te lo guardes, es posible que con ello puedas hacer que mejore o que sean un poco más felices. Comparte cuanto sepas y los demás compartirán contigo su saber; esa es la gran riqueza cultural.
UN ABRAZO, A SABIENDAS DE A QUIÉN SE LO DAS
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