Nunca, nunca, te atrevas a contradecir a un
loco y, lo que es peor, nunca contradigas a aquél que se cree superior, porque
seguramente, éste sea un necio y te contagie su necedad.
Las personas que se las dan de listas y
presumen de su saber, no te fíes de ellas, nunca son tan buenas como aparentan
ser; es preferible tratar con un loco que con un tonto. El loco sabes que te
hará alguna locura y ya sabes cómo tratarlo, pero el tonto, ¿cómo sabes qué
tontería te va a hacer? Cuidémonos de aquellas personas que van con piel de
cordero y por dentro son unos lobos. Es más fácil lidiar un toro bravo que uno
manso.
Procura que quien te acompañe en tu
caminar, sea la persona con la que te sientas más confiado y seguro, que sepas
lo que te va a contestar y cómo va actuar; cuanto más la conozcas, tanto mejor
te irá.
UN ALOCADO ABRAZO
No hay comentarios:
Publicar un comentario