Dime ¿estás llamando a la puerta de la felicidad y no
te contesta? Quizás deberías mirar las ventanas, porque igual las han
dejado abiertas y ésta se esfumó.
Muchas veces nos preocupamos por
cosas externas a nosotros, pensando que los demás van a ser fruto de
nuestra felicidad, ellos van a aportar a nuestra vida lo que nos falta
y, puede que, en algo nos complemente, pero si tú no te sientes feliz,
difícilmente te van a hacer sentir feliz los demás. No esperes que nadie
venga y lo haga por ti; la felicidad de cada uno radica en uno mismo;
solemos mirar las ventanas del vecino y creemos que están sucias, sin
darnos cuenta que son las nuestras que no están limpias y nos impiden
ver claramente.
Abramos puertas a la felicidad, pero mantengamos las ventanas cerradas para que la nuestra no se esfume.
UN DICHOSO ABRAZO
No hay comentarios:
Publicar un comentario